miércoles, 2 de septiembre de 2015

DEVARIM 20: Leyes de la Guerra


LEYES DE LA GUERRA
El capítulo 20 de Devarim habla sobre las Leyes de la Guerra…

LEY ESPIRITUAL
Lo que primero se menciona en el tema de la guerra es sobre una de las más poderosas armas espirituales: la fe...
(Deu. 20:1) Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, si vieres caballos y carros, y un pueblo más grande que tú, no tengas temor de ellos, porque Jehová tu Dios está contigo, el cual te sacó de tierra de Egipto. 

Israel debe saber que la victoria sobre sus enemigos no dependerá del tamaño ni la capacidad de su ejército (fig. caballos y carros), sino del poder de Dios, quien es Su Defensor. 
(Isaías 41:12-14)  Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás;  serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la guerra. Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.  No temas, gusano de Jacob, oh vosotros los pocos de Israel; yo soy tu socorro, dice Jehová; el Santo de Israel es tu Redentor.

Sabiendo esto, el pueblo de Dios no debería tener miedo.  El problema es que la gente se deja impresionar por lo que ve con sus ojos naturales, en lugar de guiarse por la realidad espiritual.  Por ello, si un israelita sintiere miedo al ver el ejército poderoso del enemigo, entonces debe pensar en Dios Todopoderoso. 

El arma más poderosa para vencer el miedo es la fe.  Pablo señala que la fe es una de las piezas esenciales de la armadura de Dios…
(Efesios 6:16) Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.

Aunque los levitas no servían en el ejército como todas las demás tribus, ellos jugaban un papel importante en las guerras…
(Deu. 20:2-4)  Y cuando os acerquéis para combatir, se pondrá en pie el sacerdote y hablará al pueblo, y les dirá: Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de ellos; porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros. 

Antes de la guerra, el sacerdote no sólo daba ánimo al pueblo sino que los llevaba a poner los ojos en Dios, de quien viene la victoria.   

La Torá enseña que antes de la guerra física, se realiza una guerra espiritual.  Como veremos a continuación, la verdadera guerra se lleva a cabo en la mente y el corazón, ya que el principal enemigo es el miedo…

QUIEN NO DEBE PARTICIPAR
A continuación, la Torá hace una lista de las personas que no deben participar en la guerra.  La característica común de todos ellos es que no tienen el ánimo completo en la misión que tienen por delante. 

a.  por una casa nueva
(Deu. 20:5)  Y los oficiales hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la estrene. 

b. por una viña nueva
(Deu. 20:6) ¿Y quién ha plantado viña, y no ha disfrutado de ella? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la disfrute. 

c. por compromiso a casarse
(Deu. 20:7) ¿Y quién se ha desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la tome. 

d.  por miedo
(Deu. 20:8) Y volverán los oficiales a hablar al pueblo, y dirán: ¿Quién es hombre medroso y pusilánime? Vaya, y vuélvase a su casa, y no apoque el corazón de sus hermanos, como el corazón suyo. 

Si alguien tiene miedo o tiene su mente en otro lado, es mejor que no pelee porque minará el ánimo de sus compañeros del ejército.  El miedo es contagioso, como se ve en la historia de los espías (Deu. 2:28; Num. 13:31-33; Num. 32:9). 
  
A LA VANGUARDIA
En la batalla, los jefes del ejército no se esconden detrás de los soldados sino van al frente, dando el ejemplo.
(Deu. 20:9)  Y cuando los oficiales acaben de hablar al pueblo, entonces los capitanes del ejército tomarán el mando a la cabeza del pueblo. 


ACUERDOS DE PAZ
Antes de atacar a un pueblo, el Señor instruyó a los israelitas que primer deben “invitar a la paz”…
(Deu. 20:10)  Cuando te acerques a una ciudad para combatirla, le intimarás la paz. 

Esta no es una invitación a comenzar “diálogos de paz” en los que amabas partes ceden en algo.  Más bien, es dar la oportunidad a que se sometan en paz, sin necesidad de entrar en batalla.  Nadie tiene que morir si se someten.
(Deu. 20:11) Y si respondiere: Paz, y te abriere, todo el pueblo que en ella fuere hallado te será tributario, y te servirá. 

La definición de paz en la Biblia es: todos someterse al orden de Dios.  Esa es la forma en que se logra una paz verdadera.  Esa fue la paz que David logró, luego de derrotar a los enemigos que se le opusieron.
(1 Crónicas 22:18)  ¿No está con vosotros Jehová vuestro Dios, el cual os ha dado paz por todas partes?  Porque él ha entregado en mi mano a los moradores de la tierra, y la tierra ha sido sometida delante de Jehová, y delante de su pueblo.

Estas palabras las dijo David al final de su reinado, cuando ya había conquistado todo territorio de la Tierra Prometida (ya que en la conquista dejaron algunos sitios sin conquistar, y algunos enemigos aún vivían entre ellos—Jos. 11:19-20; Jue. 1).

SI EL ENEMIGO NO SE SOMETE
¿Qué pasa si el enemigo no acepta someterse?
(Deu. 20:12) Mas si no hiciere paz contigo, y emprendiere guerra contigo, entonces la sitiarás.

Sitiar es rodear una ciudad con el propósito de capturarla hasta que se rinda o sea vencida.  Una vez sometida la ciudad, ¿qué debe hacerse con la población y todo lo que encuentren allí?
(Deu. 20:13-14)  Luego que Jehová tu Dios la entregue en tu mano, herirás a todo varón suyo a filo de espada.  Solamente las mujeres y los niños, y los animales, y todo lo que haya en la ciudad, todo su botín tomarás para ti; y comerás del botín de tus enemigos, los cuales Jehová tu Dios te entregó. 

Esto aplica sólo a las ciudades que están fuera del territorio de la Tierra Prometida (Deu. 20:15), ya que todos los poblados dentro del territorio de Israel, el Señor instruye no dejar ni un alma con vida…
(Deu. 20:16) Pero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida, sino que los destruirás por completo: al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como Jehová tu Dios te ha mandado. 

¿Por qué ese trato tan severo con los cananeos?  Por el simple hecho que si ellos no los eliminan, los israelitas morirán eventualmente por la mala influencia que ellos representan…
(Deu. 20:18)  para que no os enseñen a hacer según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus dioses,  y pequéis contra Jehová vuestro Dios. 

Si se hubieran sometido a Dios, se hubieran salvado.  Pero en su corazón no estaba eso.  La historia muestra que ninguno de los pueblos cananeos aceptó la paz, sólo los de la ciudad de Gabaón.
(Josué 11:19-20) No hubo ciudad que hiciese paz con los hijos de Israel, salvo los heveos que moraban en Gabaón; todo lo tomaron en guerra. Porque esto vino de Jehová, que endurecía el corazón de ellos para que resistiesen con guerra a Israel, para destruirlos, y que no les fuese hecha misericordia, sino que fuesen desarraigados, como Jehová lo había mandado a Moisés.

Aunque los gabaonitas hicieron la paz por engaño, ellos finalmente se sometieron a Israel y sirvieron como cargadores de agua y leña para el Templo (Josué 9).

ÁRBOLES
La Torá también instruye a los israelitas que, en el proceso de la guerra, se cuiden de no destruir los árboles…
(Deu. 20:19)  Cuando sities a alguna ciudad, peleando contra ella muchos días para tomarla, no destruirás sus árboles metiendo hacha en ellos, porque de ellos podrás comer; y no los talarás, porque el árbol del campo no es hombre para venir contra ti en el sitio. 

No deben destruir los árboles porque les servirán para alimento.  El único tipo de árbol que les es autorizado cortar es el que no produce fruto.  Su madera puede ser utilizada para propósitos de construcción.
(Deu. 20:20)  Mas el árbol que sepas que no lleva fruto, podrás destruirlo y talarlo,  para construir baluarte contra la ciudad que te hace la guerra, hasta sojuzgarla.

ESCLAVOS DE GUERRA
Otra ley de guerra se encuentra en el capítulo 21, y aprovecharemos a verlo…

En las guerras antiguas, parte del botín para el vencedor era quedarse con la gente, sometiéndola a esclavitud.  En el caso de las mujeres, las usaban como esclavas sexuales.  Pero la Biblia aclara que los israelitas no deben comportarse de esa forma. 

Si un israelita quiere a una mujer, debe tomarla como pareja, y no sólo usarla para su placer.
(Deu. 21:10-13)  Cuando salieres a la guerra contra tus enemigos, y Jehová tu Dios los entregare en tu mano, y tomares de ellos cautivos, y vieres entre los cautivos a alguna mujer hermosa, y la codiciares, y la tomares para ti por mujer, la meterás en tu casa; y ella rapará su cabeza, y cortará sus uñas, y se quitará el vestido de su cautiverio, y se quedará en tu casa; y llorará a su padre y a su madre un mes entero; y después podrás llegarte a ella, y tú serás su marido, y ella será tu mujer. 


En todas las guerras suele haber mucho abuso y violación.  Pero Dios exige un más alto nivel de su pueblo. No se permite que los israelitas tengan relaciones íntimas con una mujer a menos que sea su esposa. 



*  Más lecciones de Deuteronomio: DEVARIM (Deut.)

*  Clase de Biblia en audio: DEVARIM AUDIO


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